Este fin de semana, once motoristas recorrieron los 1.500 kilómetros que separan Valladolid y Cabo da Roca (Portugal), en un particular “desafío” que integrantes del club Moto Pincia realizan desde hace tres años antes de su Concentración Vaccea, que este año se desarrolló en Viana de Cega (Valladolid).
En esta ocasión los participantes han decidido aprovechar la ocasión y que tuviera un carácter solidario, por lo que han buscado “padrinos” en sus entornos más cercanos, como compañeros de motoclub y familiares, que patrocinarán con medio céntimo cada kilómetro y recaudarán fondos para la Asociación Síndrome Phelan-McDermid.

Es la tercera ocasión en la que se realiza este particular “desafío”, que surgió tras una reunión de los integrantes del motoclub por el mero hecho del placer de montar en moto y hacer un viaje antes de la concentración que organizan anualmente.

Así, se buscan destinos que tengan algún “significado” o un trasfondo como en el caso de Finisterre, a donde viajó un grupo de una decena de motoristas en 2017 como “final de la tierra” a la que se referían los romanos, o a Tarifa en 2018, el punto más al sur de Europa, para lo que 16 participantes hicieron en 36 horas unos 2.000 kilómetros.
En todos los casos se ha partido de Valladolid y se viaja hasta el destino por carreteras que no sean vías rápidas (salvo que surjan inconvenientes como muy malas condiciones meteorológicas) para después emprender el camino de regreso con llegada el viernes que se inicia la Concentración Vaccea.

En esta ocasión se viaja al Cabo da Roca, situado en el término municipal de Sintra (Portugal) y el punto más occidental de la Península Ibérica, de Europa continental y de Eurasia. El grupo partió de Valladolid a las 7.30 horas del jueves, día 13, y aunque tenía prevista la llegada el viernes entre las 19.00 y las 20.00 horas, cuando se inicia en Viana la décima edición del encuentro motero, la llegada se produjo un poco mas tarde: sobre las 23:30h.
El resultado del reto arrojó un resultado de 360€, que fue entregado en manos de Beatriz, la mama de Nerea.

¡Gracias por vuestra ayuda!